Nueva York y sus maravillas naturales
Nueva York, además de por sus icónicos rascacielos, es muy famosa por su animada vida urbana y sus emblemáticos sitios turísticos. Pero es importante destacar que también alberga una impresionante cantidad de maravillas naturales. Lo cierto es que además de ser la ciudad de las luces, el estado ofrece reservas naturales que brindan un merecido respiro para quienes deseen escapar del caos urbano.
El Parque Adirondack
Este parque se encuentra en el norte del estado de Nueva York y representa un vasto santuario de tranquilidad. Con una extensión de más de seis millones de acres, la región de Adirondack presenta una rica diversidad natural, con más de 3.000 lagos, 30.000 millas de ríos y arroyos y una amplia gama de hábitats, incluidos humedales únicos en el mundo y bosques antiguos. Aquí, el ritmo de vida se ralentiza, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de sumergirse en un remanso de serenidad. El estado de Nueva York posee aproximadamente el 44% de la tierra dentro del Parque, mientras que el resto es propiedad privada utilizada principalmente para la silvicultura, la agricultura y la recreación al aire libre. Las actividades al aire libre son muy variadas y van desde el senderismo en las montañas hasta la acampada junto a tranquilos lagos. En invierno, el Parque Adirondack se convierte en un paraíso para los amantes del esquí. Para identificar y proteger los recursos naturales, todas las parcelas de tierra, tanto públicas como privadas, están clasificadas en mapas que describen el uso y desarrollo de la tierra.
Parque Catskill
El parque se encuentra en el sureste de Nueva York y es un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza. Con más de 700.000 acres de paisaje prístino, este destino ofrece innumerables oportunidades para disfrutar de una belleza natural sin igual.
Además de sus frondosos bosques y senderos para caminatas, el Parque Catskill cuenta con impresionantes cascadas, incluida la Kaaterskill Falls, una de las más altas del estado.
Finger Lakes
Este es un destino ideal para quienes disfrutan de los lagos y las pintorescas colinas. Con lagos largos y estrechos rodeados de frondosos bosques, viñedos y encantadores pueblos, esta zona ofrece una combinación perfecta de belleza natural y atracciones culturales.
Once lagos de agua dulce prístinos se extienden como dedos a lo largo de esta región. Según la leyenda de los nativos americanos, estos lagos son el resultado de la bendición del Gran Espíritu con sus propias manos, un legado que se refleja en sus nombres: Skaneateles, Otisco, Owasco, Cayuga, Seneca, Keuka, Canandaigua, Honeoye, Canadice, Conesus y Hemlock.
La región tiene muchos lagos, estanques y afluentes más pequeños que ofrecen una variedad de actividades acuáticas, que incluyen pesca, natación, paseos en bote, kayak y muchas otras opciones.
Otra actividad imperdible es el New York Wine and Culinary Center en Canandaigua, la ubicación original de Dinosaur BBQ en Syracuse. La región de Finger Lakes es famosa por sus delicias culinarias, desde pasteles de uva hasta platos de comida chatarra y helado de Ithaca (hogar del sundae original). Además, se encuentran mercados de agricultores con productos frescos a lo largo de la carretera y en varias granjas y mercados artesanales.
Valle del río Hudson
A solo un corto trayecto en automóvil de la bulliciosa ciudad de Nueva York, el valle del río Hudson ofrece un impresionante refugio de la vida urbana. Aquí los visitantes encontrarán una región verdaderamente maravillosa.
Esta región alberga numerosos parques y reservas naturales a lo largo del río Hudson, entre ellos el Bear Mountain State Park. Este parque estatal está rodeado de frondosos bosques y es el destino ideal para una escapada a la naturaleza. Con más de 295 kilómetros de este verde ecosistema, el parque ofrece senderos para caminatas, serenos lagos, un pequeño zoológico, una posada y mucho más. Los amantes de los deportes de montaña encontrarán aquí un destino perfecto para realizar actividades como escalada, senderismo y, durante el invierno, esquí o snowboard.
Este sitio se convierte en el lugar ideal para disfrutar de paseos en medio de la naturaleza, explorar cascadas escondidas y maravillarse con las vistas panorámicas que ofrece esta región.
Adicionalmente, existe la oportunidad de visitar la Mohonk Mountain House, un majestuoso edificio de la época victoriana que ha sido propiedad de diferentes familias desde 1869. Este encantador hotel está ubicado a orillas de un impresionante lago artificial de aguas cristalinas.
El valle del Hudson no solo ofrece kilómetros de bosques, senderos y edificios históricos, sino que también alberga pueblos encantadores, a veces con un toque de misterio. En Rhinebeck, por ejemplo, puedes disfrutar de una sidra en el bar del Beekman Arms-Delamater Inn, el hotel en funcionamiento más antiguo del país, que es una de sus principales atracciones. Además, puedes participar en el festival anual de lana de oveja o comprar ropa de temporada en su tienda de Pendleton.
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