Ovnis
Unas extrañas luces vistas en el cielo de Texas la noche del 7 de agosto asombraron y asustaron a más de una persona. Eran varios puntos brillantes en línea que caminaban juntos y luego desaparecían en unos segundos. Puedes ver los videos de estas luces en este enlace.
Todos intentaban adivinar qué eran esas luces. Y no, no son ninguna de las anteriores, son satélites Starlink de la empresa SpaceX de Elon Musk.
Estas luces ya se habían visto antes en ciudades como Nueva York y Houston, e incluso fuera del país, por ejemplo, en Monterrey, México también se vieron en septiembre de 2022.
Miembros del subcomité de Seguridad Nacional, Fronteras y Asuntos Exteriores del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes escucharon durante más de cuatro horas y en una rara muestra de armonía bipartidista los relatos de tres testigos (“valientes”, los llamaron los representantes de ambos bandos) sobre sus experiencias con objetos no identificados: David Grusch, un ex oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea que ha mantenido que el Pentágono tiene en su poder restos de naves extraterrestres y “restos no humanos”; David Fravor, comandante retirado de la Marina; y Ryan Graves, ex piloto de la Marina.
Tras la presentación de los congresistas, los testigos tomaron la palabra para narrar sus encuentros con los OVNIS (siglas en inglés de objetos voladores no identificados), aunque en esta era de renovado interés por estos artefactos inexplicables, también se requiere un cambio de nombre para combatir los tabúes: el gobierno y los legisladores estadounidenses prefieren que se les llame “fenómenos aéreos no identificados” (UAP).
Tras la presentación de los congresistas, los testigos tomaron la palabra para narrar sus encuentros con los OVNIS (siglas en inglés de objetos voladores no identificados), aunque en esta era de renovado interés por estos artefactos inexplicables, también se requiere un cambio de nombre para combatir los tabúes: el gobierno y los legisladores estadounidenses prefieren que se les llame “fenómenos aéreos no identificados” (UAP).
Graves abrió fuego. “Mientras hablamos, nuestro cielo está lleno de UAP, cuya existencia está subreportada. Los avistamientos no son raros, ni aislados. “Son la rutina. El estigma de los UAP es real, y plantea un poderoso desafío a la seguridad nacional”, dijo al comienzo de su declaración escrita.
Dijo que todo comenzó para él en 2014, cuando era piloto de F-18 y vio, durante un vuelo que partió de la Costa Este cerca de Virginia Beach, un “cubo gris oscuro o negro dentro de una esfera transparente que se acercó a 15 metros del avión que lideraba la flotilla. Calculamos que tenía entre 1,6 y 3 metros de diámetro”. “Pronto”, continuó, “esos encuentros se volvieron tan frecuentes que discutimos el riesgo de encontrarse con UAP como parte de la preparación del vuelo”.
Robert García, demócrata por California, quien pidió al comité que abordara el asunto con una “mente abierta”, le preguntó a Grusch si creía que el gobierno tenía algún UAP en su poder. “Absolutamente, sí, 40 testigos me lo confirmaron durante cuatro años”, respondió, quien luego aseguró que el Pentágono también esconde “restos no humanos”. “¿Y saben dónde podrían estar?”, continuó García. “Lo sé y lo reporté a las autoridades correspondientes”, respondió el testigo, que no compartió esa información en la audiencia.
El tercero en hablar, Fravor, recordó aquel día de 2004 en el que participó en ejercicios de entrenamiento como piloto de caza de ataque frente a las costas de San Diego. En un momento determinado, un controlador les dijo que la misión debía suspenderse, porque llevaban un par de semanas topándose con artefactos que caían como rayos desde 80.000 a 20.000 pies y se quedaban a esa altura durante horas. Entonces, dijo Fravor, apareció un objeto blanco “moviéndose muy abruptamente sobre el agua, como una pelota de ping-pong”. “No soy fanático de los ovnis”, confesó, “pero les diré que lo que vi durante un período de cinco minutos es algo que nunca, antes ni después, había visto. Era una tecnología increíble”. Definió ese encuentro como “el avistamiento más importante de un ovni en la historia”, y advirtió que no cree que esa tecnología esté “al alcance de ningún país sobre la faz de la Tierra”.
“De esos hemos priorizado aproximadamente la mitad por tener un valor interesante y anómalo, y ahora tenemos que mirarlos y preguntarnos cuántos es probable que sean ciertos”.
El camino de los ovnis a la superficie del discurso público tuvo uno de sus mayores hitos en la divulgación en 2017, gracias a un artículo del New York Times, citado hasta el cansancio durante la audiencia del miércoles, de que el Departamento de Defensa había lanzado un Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales, lanzado por iniciativa del fallecido senador demócrata de Nevada Harry Reid. En ese estado se encuentra el Área 51, una base militar secreta e icono de la cultura popular que es sinónimo de teorías conspirativas sobre extraterrestres, ovnis y operaciones encubiertas del Gobierno para, supuestamente, ocultar al mundo la evidencia de que existe vida extraterrestre.
Además, la agencia aeroespacial estadounidense, la NASA, ha creado un grupo de trabajo multidisciplinar independiente de 16 personas para estudiar en profundidad estos fenómenos, que ha concluido que la falta de datos de calidad impide profundizar en la mayoría de los casos.
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