Un tesoro escondido en la Gran Manzana

Se puede decir que Manhattan es un lugar en el que no falta absolutamente nada. Por eso, en el distrito financiero, a unos pasos de Wall Street, se encuentra uno de los secretos mejor guardados del mundo financiero: allí se encuentra la mayor reserva de oro del mundo. El Banco de la Reserva Federal de Nueva York, situado en el 33 de Liberty Street, contiene en sus profundidades una impresionante cantidad de oro que asciende aproximadamente a 250 mil millones de dólares, pertenecientes a bancos centrales, gobiernos extranjeros y organizaciones internacionales. Esta bóveda, a unos 25 metros bajo tierra, protege más de medio millón de lingotes de oro, organizados en pilas que alcanzan hasta tres metros de altura.

Contrariamente a la creencia popular de que el oro de Estados Unidos se guarda en Fort Knox, la Reserva Federal de Nueva York posee alrededor del 25% de las reservas mundiales de este preciado metal. Cada lingote, con un peso medio de 12 kilos, tiene un valor de unos 500 mil dólares. Estas reservas no pertenecen al propio Banco de la Reserva Federal, sino a entidades extranjeras y organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La historia de esta bóveda se remonta a la década de 1920, cuando fue diseñada y construida entre 1921 y 1924. Desde su creación, las características de seguridad excepcionales han sido una prioridad.

La seguridad de la bóveda es muy importante y es inviolable, ya que su entrada está protegida por un cilindro de acero de 90 toneladas y un marco de acero y concreto de 140 toneladas que forman un sello hermético. El diseño robusto incluye paredes de concreto reforzado y un sistema de monitoreo las 24 horas con cámaras y sensores de movimiento.

Para acceder y mover los lingotes, se requiere la intervención de tres equipos de seguridad: uno para cada combinación de cerradura y otro que custodia la llave de un pequeño candado. El transporte del oro a la bóveda se realiza mediante un ascensor que desciende desde el nivel de la calle hasta el sótano. Una vez dentro, el lingote se verifica meticulosamente y se almacena en uno de los 118 compartimentos numerados, asegurados con cerraduras de combinación y sellos de auditoría para garantizar la confidencialidad de la cuenta. Aunque la actividad en la bóveda ha disminuido con el tiempo, sigue siendo el depósito de oro monetario más grande conocido en el mundo, con aproximadamente 507.000 lingotes en 2024.

Es importante destacar que el Banco de la Reserva Federal de Nueva York no permite el almacenamiento de oro por parte de particulares o entidades del sector privado. El oro está bajo la custodia exclusiva de gobiernos y organizaciones internacionales, lo que refuerza su reputación como un lugar seguro y confiable para salvaguardar el oro del mundo.

Historia del Banco de la Reserva Federal de Nueva York

El Banco de la Reserva Federal de Nueva York no solo es conocido por su impresionante bóveda de oro, sino también por su historia y arquitectura. Fundado en 1914, el edificio es un ejemplo destacado del estilo arquitectónico renacentista italiano, diseñado por York y Sawyer, una firma de arquitectura con experiencia en la construcción de edificios bancarios. El edificio se completó en 1924 y es conocido por su fachada de piedra caliza y su elegante diseño interior.

El interior del banco es igualmente impresionante, con techos altos, columnas de mármol y detalles ornamentales que reflejan la opulencia y la fortaleza del sistema financiero de la época. La sala de operaciones principal, con su techo abovedado y sus amplios ventanales, es un espacio que transmite seguridad y belleza. Los visitantes del banco pueden realizar visitas guiadas, aunque el acceso a la bóveda de oro está restringido por razones de seguridad.

Lugares recomendados para visitar y comer en la zona

La ubicación del Banco de la Reserva Federal de Nueva York en el corazón de Manhattan lo sitúa cerca de varias atracciones turísticas y opciones gastronómicas. A pocos pasos se encuentra Wall Street, el centro financiero de Estados Unidos, donde los visitantes pueden ver la icónica estatua del Toro de Wall Street y el edificio de la Bolsa de Nueva York.

Para los interesados ​​en la historia, el Museo y Memorial del 11-S se encuentran a poca distancia, ofreciendo una emocionante y conmovedora experiencia de reflexión y recuerdo. El One World Observatory, ubicado en el One World Trade Center, ofrece vistas panorámicas de la ciudad desde su plataforma de observación.

En cuanto a opciones gastronómicas, la zona de Wall Street y el distrito financiero ofrecen una amplia variedad de restaurantes. Delmonico’s, uno de los restaurantes más antiguos de la ciudad, es famoso por sus filetes y su ambiente elegante.

La mejor época del año para visitar esta zona

Nueva York es una ciudad que se puede visitar en cualquier época del año, pero cada estación ofrece una experiencia única. La primavera (de abril a junio) y el otoño (de septiembre a noviembre) son especialmente agradables, con temperaturas moderadas y eventos culturales por toda la ciudad. Durante estas estaciones, los parques de la ciudad, como Central Park y Battery Park, están en su mejor momento, con flores en primavera y colores vibrantes en otoño.

El invierno, aunque frío, tiene su encanto, especialmente durante la temporada navideña. La ciudad se ilumina con luces festivas y patinar sobre hielo en el Rockefeller Center es una actividad popular entre los turistas. El verano, aunque caluroso, es ideal para disfrutar de eventos al aire libre y explorar los numerosos parques y playas de la ciudad.

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