HISTORIA DE LA ESTATUA DE LA LIBERTAD
A pesar de ser una ciudad caracterizada por el bullicio, la ciudad de Nueva York esconde lugares exclusivos y secretos. Desde bares clandestinos escondidos detrás de floristerías, restaurantes bajo una lavandería o detrás de una cabina telefónica, jardines secretos, puertas que invitan a fiestas exclusivas y hasta estaciones de metro escondidas, hay muchos tesoros reservados para solo unos pocos.
Uno de los secretos mejor guardados es el elegante Restaurante Frevo, que se esconde detrás de un cuadro del pintor francés Toma-L, que trabaja en Greenwich Village de la mano del chef brasileño Franco Sampogna y su socio, Bernardo Silva. El dúo se conoció hace una década en Francia, país en el que trabajaron durante años en diferentes restaurantes y siempre mantuvieron el sueño de tener un restaurante en Nueva York.
“Cuando encontramos este espacio, era más grande de lo que inicialmente habíamos planeado. Fue entonces cuando a Bernardo se le ocurrió la idea de utilizar casi el 30% del espacio como galería de arte, utilizando una de las obras de arte como puerta de entrada al restaurante”.
El nombre del restaurante proviene de una palabra portuguesa que significa “hervir” “Como la energía efervescente de la ciudad de Nueva York”, comparan sus creadores. El local se encuentra exactamente en la calle 8 Oeste, dentro de una pequeña galería de arte.
Al pasar por allí, nada parece indicar que pueda haber allí un local gastronómico, pero una vez que uno entra en la galería, uno de los cuadros se abre y revela una entrada secreta que lleva a este peculiar restaurante.
El que probablemente sea el cuadro más grande y el único de la galería que se puede tocar y separar de la pared, será la entrada a Frevo. Como en cualquier otro sitio exclusivo, es necesario hacer reserva con bastante antelación para asegurar la experiencia.
En la sala de exposiciones las muestras van cambiando, con obras de diferentes pintores modernos y su “artista residente”, Toma-L. Cuadros brillantes y coloridos contrastan con la sencilla y elegante carta del restaurante.
Desde 2019, Frevo ha ganado gran popularidad y reconocimiento, revolucionando el mundo gastronómico de Nueva York no solo por la magia que se vive al ingresar al local, sino también porque su alta cocina creativa no ha dejado de recibir excelentes críticas. Tal es el ejemplo de Ellen Silverman, crítica gastronómica de The New York Times, quien expresó que Frevo es un destino ideal para alejarse del bullicio y el dinamismo abrumador propio de la ciudad. Una oportunidad no solo para comer muy bien, sino también para relajarse en un ambiente agradable, artístico y con poca gente.
El establecimiento que recibió una estrella Michelin en 2022 se define como exclusivo, ya que además de tener un concepto de speakeasy (local clandestino y oculto), solo tiene capacidad para 18 comensales. Solo abre para la cena de martes a sábado entre las 18 y las 23 horas. La idea expresada en su página web es “ofrecer una experiencia culinaria íntima, con una cocina abierta donde se pueda apreciar a detalle el trabajo del chef”.
El menú degustación tiene un valor de 158 dólares. También cuentan con alternativas para maridar con vino, que cuestan entre $88 y $220 por persona dependiendo de la calidad de las botellas. Los excelentes vinos son seleccionados por Quentin Vauleon, ganador del premio Mejor Joven Sommelier de Francia en 2017.
Entre los platos se encuentran los espárragos asados con crema de pistacho y espuma de coco; el ceviche de camarones; langosta de Maine con curry bretón; calamares a la parrilla y filete añejado en seco con un toque de ajo negro y doenjang, una salsa tradicional coreana.
Lo mejor es que el menú cambia con las estaciones, el Chef Sampogna utiliza ingredientes frescos de cada estación.
En Frevo, preservar el medio ambiente es una prioridad, explica Franco Sampogna, quien trabaja diariamente para minimizar el desperdicio y las fuentes de alimentos y se asocia con productores y agricultores locales: “Desde la sal marina de Amagansett y el pescado salvaje de East Long Island hasta las verduras frescas de Norwich Meadows Farms en Norwich, todos nuestros socios tienen un compromiso con la sostenibilidad y las prácticas orgánicas que se alinean con nuestra filosofía”.
Sin duda, disfrutar de una cena en el restaurante Frevo es una experiencia artística, ingeniosa y creativa que combina buena comida, vino, ambiente y excelente música.
Por su ubicación única, el espacio no tiene ventanas, lo que lo convierte en un lugar íntimo, tranquilo y oscuro, pero perfectamente diseñado.
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