Túneles de Nueva York
Cuando pensamos en Nueva York, una de las ciudades más importantes del mundo, la primera imagen que nos viene a la cabeza son sus imponentes e impresionantes rascacielos, el famoso skyline neoyorquino con sus emblemáticos edificios. Pero, ¿qué se esconde bajo las concurridas y bulliciosas calles de la Gran Manzana? Lo cierto es que, durante casi 400 años de historia, en esta ciudad en constante evolución, además de los 665 kilómetros de vías de metro que se extienden bajo la ciudad, también hay numerosos espacios subterráneos y un mundo de túneles secretos que han sobrevivido al paso y que merece la pena conocer.
Algunos de ellos son antiguos túneles o estaciones de metro que ya no se utilizan, o que fueron diseñados para que los trenes de mercancías recorrieran la ciudad. Otros, como los túneles para vacas de la 12ª Avenida, se construyeron para trasladar cargas (incluido el ganado) hasta el centro de la ciudad sin necesidad de interrumpir el tráfico.
Son muchos los sistemas de túneles que antaño cumplieron una función vital en la ciudad pero que nunca han estado a la vista del público, por lo que se utilizaban para facilitar el acceso a las obras y el mantenimiento de los edificios.
Túnel Lincoln
El túnel Lincoln es uno de los pocos accesos subfluviales por debajo del río Hudson. Tiene 2,4 km de longitud y conecta las ciudades de Nueva Jersey con Nueva York. Fue diseñado por Ole Singstad y lleva el nombre de Abraham Lincoln.
Más de 120.000 vehículos pasan por él cada día, pero hay lugares espeluznantes y abandonados que los curiosos pueden visitar.
Túnel Freedom
Este túnel perteneciente a la red de Amtrak pasa por debajo de la autopista West Side y recorre aproximadamente 2,6 millas desde la calle 72 hasta la calle 124.
Famoso por los murales que los grafiteros neoyorquinos pintan en sus paredes, el túnel recibió su nombre porque el artista de graffitis Chris “Freedom” Pape utilizó las paredes para crear algunas de sus obras de arte más notables.
Piscina McCarren
Ubicada debajo de uno de los centros de ocio más frecuentados de la ciudad, que cuenta, entre otras actividades, con una piscina olímpica. La piscina cuenta con iluminación subacuática, sistemas de filtración y calefacción, que requieren túneles secretos debajo para un fácil mantenimiento.
En la piscina del parque McCarren, inaugurada en 1936 en el parque McCarren de Brooklyn, se han documentado numerosos sucesos extraños a altas horas de la noche. Según la leyenda, se puede ver al fantasma de una niña que se ahogó en la piscina deambulando y pidiendo ayuda a gritos.
Estación de metro City Hall
Construida en 1904, la estación de metro City Hall fue en su día la terminal sur de la primera línea de metro de Nueva York. Cerró en 1945 debido a su proximidad a la estación más grande del Puente de Brooklyn.
La estación está situada debajo del Ayuntamiento de Nueva York, en la intersección de Center Street y Chambers Street, formando una curiosa curva cerrada.
A pesar de su aparente soledad, la estación City Hall tiene una nueva “vida” gracias a los grafiteros neoyorquinos que, respetando los elegantes andenes, se han apropiado de los túneles de maniobras para convertir sus paredes en una auténtica galería de arte callejero.
Estación de Worth Street
Situada entre Canal Street y el puente de Brooklyn, bajo la acera del lado oeste de Foley Square, la estación de Worth Street cerró en 1962.
Esta estación, actualmente fuera de uso, formó parte de la primera red de metro de Nueva York. Aunque no es una de las estaciones abandonadas más populares, los exploradores urbanos disfrutan visitándola, pero viendo los viejos azulejos y mosaicos cubiertos de grafitis.
Los túneles de Grand Central Terminal
La estación Grand Terminal esconde numerosos túneles en desuso conectados con la terminal.
Algunos de estos túneles subterráneos se construyeron a principios de 1900 como parte de un proyecto, llamado Terminal City, que conectaba la estación con hoteles cercanos, como el Waldorf Astoria y su famoso túnel abandonado Track 61.
Este túnel permitía a los huéspedes ser dirigidos directamente al hotel en vagones de tren privados, que los llevarían a entrar en el edificio. Entre algunos de los personajes famosos que utilizaron esta entrada, para pasar desapercibidos, se encuentran el General John J. Pershing, quien, en 1938, fue el primero en utilizar este acceso privado. También, el Presidente Franklin D. Roosevelt, fue quien utilizó la entrada para ayudar a ocultar su parálisis del público.
Otro personaje destacado fue el mismísimo Andy Warhol, quien subió a la tarima en 1965 para celebrar una “fiesta clandestina”.
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