Caimanes en las alcantarillas de NY-La leyenda
Desde hace décadas circula en Nueva York una leyenda urbana por excelencia: la presencia de caimanes en las alcantarillas de la ciudad.
La ciudad de Nueva York cuenta con 10.500 kilómetros de tuberías, que van desde caños de 10 centímetros hasta enormes cañerías. Se dice que los caimanes que allí habitan son gigantes, casi ciegos y albinos, pues viven en las sombras por la falta de luz solar, ya que nacen y pasan toda su vida nadando debajo de las agitadas calles.
Se dice también que se alimentan de ratas y desechos de basura, y que esperan la visita de un desprevenido trabajador de las alcantarillas.
Si bien su historia es uno de los mitos urbanos más escalofriantes de la ciudad, ha permeado la cultura pop, convirtiéndose en un tema recurrente en libros, programas de televisión y películas durante más de 80 años. Siempre se han presentado ante el público como siniestros monstruos que planean subir a la superficie para comerse a los habitantes de Nueva York.
Existe tal fascinación por estos reptiles que, cada 9 de febrero, se celebra el “Día del Cocodrilo en la Alcantarilla”, un festival que sirve para recaudar fondos que ayudan a mantener el agua potable en la Gran Manzana.
Lo cierto es que la ciudad rescata varios caimanes al año, pero ninguno de ellos salió de la alcantarilla, sino que normalmente sólo habían sido mascotas que sus dueños habían abandonado cuando habían alcanzado el metro de longitud.
En la década de los años 30 del siglo pasado, se había popularizado la compra de crías de caimanes. Incluso las vendían en revistas como Popular Mechanics por 1,5 dólares. Fue entonces cuando las familias adineradas de Nueva York que pasaban sus vacaciones buscando el calor de Florida compraban caimanes bebés de recuerdo como mascotas para sus hijos.
A medida que los reptiles se volvían demasiado grandes para tenerlos como mascotas, la peligrosidad y el coste de mantener a estos animales aumentó considerablemente. Para deshacerse de ellos, sus dueños no encontraron mejor forma que tirarlos por el inodoro. Lo que cuenta la creencia popular es que muchos de estos reptiles lograron sobrevivir y reproducirse bajo la ciudad, encontrando su hogar en el enorme sistema de alcantarillado neoyorquino.
Con el paso de los años, y tras varias generaciones, estos animales fueron mutando, perdiendo así la visión y la pigmentación, volviéndose ciegos y albinos.
El 10 de febrero de 1935, The New York Times publicó una noticia que marcaría el inicio de esta singular Leyenda. En ella se contaba que dos jóvenes de Harlem llamados James y Salvatore estaban limpiando la calle 123 después de una nevada cuando vieron a un caimán de unos dos metros y unos 56 kilos saliendo de una alcantarilla. Los jóvenes lograron capturarlo y sacarlo de la alcantarilla, pero cuando el animal intentó atacarlo, lo golpearon hasta matarlo con una pala.
El artículo sugiere que el caimán había acabado en las alcantarillas de East Harlem porque podría haberse escapado de un barco de vapor que navegaba por el East River desde los Everglades, Florida (territorio de los caimanes) y haberse deslizado hacia el sistema de alcantarillado.
Durante semanas no se habló de otro tema en la ciudad, y así nació la leyenda de los caimanes en las alcantarillas neoyorquinas.
Muchas historias de avistamientos surgieron a lo largo de los años. Las más recientes son: en 2001, cuando descubrieron un caimán viviendo en un lago de Central Park y en 2010, en el barrio de Astoria (Queens), encontraron uno de estos reptiles debajo de un coche.
Actualmente, el ayuntamiento reconoce que cada año recoge varios caimanes que normalmente han sido mascotas abandonadas una vez crecidos.
Curiosamente, hoy en día en Estados Unidos todavía se pueden enviar caimanes a través del servicio postal si no superan los 50 centímetros.
Pero, concretamente en el estado de Nueva York, se requiere un permiso especial para tenerlos como mascotas. Y, por supuesto, está totalmente prohibido soltarlos en la calle.
En todo caso, y aunque la leyenda está basada en algunas historias reales, expertos herpetólogos aseguran que la supervivencia de los reptiles en el alcantarillado neoyorquino es sencillamente imposible, y mucho menos su reproducción. Entre otras cosas, por la toxicidad de las heces humanas y las bajas temperaturas invernales de sus aguas. Además, durante las lluvias torrenciales sería arrastrado por la gran corriente del agua de las tuberías.
Para quienes se encuentren en la ciudad, pueden visitar la estación de metro 14th St – 8th Ave (L) donde podrán ver la estatua de un caimán saliendo de una alcantarilla. Otro dato muy peculiar es que los andenes están repletos de figuritas ocultas que forman parte de la obra ‘Life Underground’, de Tom Otterness.
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