Wish - Disney

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Wish

100 years have passed and the formula is still intact. From Pinocchio to Moana, by freehand or with Mousse, Disney characters are created under the same DNA that leads them to search for magic, to believe or, as in the case of Wish, the power of wishes – the most recent factory movie-, to be desired under a star. Wish: The Power of Wishes is not only Disney’s latest creation, but it celebrates the anniversary of the century-old company founded in October 1923 by Walt Disney. The film takes up the fairy tale structure with numerous nods to the legacy of classics such as Cinderella, Pinocchio and Snow White, to name a few. In times of Twitch and Tik Tok, it is at least a challenge to capture the attention of new childhoods under classic formulas. Of course, not necessarily less effective. Disney’s latest two creations – Wish… and Once Upon a Studio, the 12-minute short film that also celebrates the iconic company’s centenary – use new technologies and bet on a balanced coexistence between modernity and the past with the aim of “creating a sense of unity and nostalgia.” The story introduces the magical kingdom of Rosas, where “Asha, a young, resourceful dreamer, makes a wish so powerful that it is heard by a cosmic force: a small sphere of unlimited energy called a Star. Both face an imposing enemy, the Magnificent King, whom they must defeat to save their community and demonstrate that, when the will of a brave person joins the magic of the stars, wonderful things can happen. Asha is the daughter of a woman from North Africa and a man from the Iberian Peninsula, they say in Disney. She lives with her mother and grandfather in Rosas, a Mediterranean island located somewhere between North Africa and the Peninsula.

Disney and Pixar have decided to take us around the world. The places in their stories will be invented, but increasingly they are inspired by real places. The latest example is Wish: the power of wishes. Disney’s 62nd film, with which Mickey Mouse’s house celebrates its centenary, is a new journey into an imagined kingdom that will be familiar to you. Unlike Encanto, for example, which was recognized and deeply rooted in the country in which it was inspired, Colombia; or Coco, who in the friendly house, Pixar, was soaked in Mexican culture, in Wish the references to Spain are much more subtle, although they fly over everything. Every story of revolution has different spaces: the village, the forest and, above all, the castle. For the latter, the most important setting, the one that always stands out the most in Disney stories, is the one in which they focused on different and great Andalusian monuments, such as the Alcázar of Seville, the Torre del Oro, the Mosque of Córdoba or the Alhambra of Granada. The architectural forms, the columns, semicircular arches, the tiles, the fountains. “This king has a huge ego. Therefore, his castle had to be huge and extravagant, but it also had to be cozy so that Magnifico could attract the people of Rosas,” explains Eric Provan, head of environments at Wish: the power of wishes. And, above all, the castle had to be special, unique within the Disney universe. Like every great Disney film, the music is fundamental and special. In this case, the compositions by Julia Michaels and Benjamin Rice, in addition to looking at the melodies of the animation studio’s previous films, include Spanish and Mediterranean notes and instruments, such as guitars and castanets. And, finally, the dances that accompany these songs, especially the song *Welcome to Rosas,* are created by the Spanish choreographer and dancer Antonio Najarro, mixing flamenco and classical ballet plus contemporary dance. “My goal was to show that the kingdom of Rosas is the expression of many different cultures and, most importantly, I tried to use my choreography and dance as the union of all those different people and cultures.” Critic Amy Nicholson for The New York Times: “Interestingly, and quite fascinatingly, it is a film about a spiritual revolution. The question is: can Asha, a humanist, convince the islanders to reject the man in the embroidered robe who preaches that only he can perform miracles?

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Wish

Pasaron 100 años y la fórmula sigue intacta. De Pinocho a Moana, a mano alzada o con Mousse, los personajes de Disney son creados bajo un mismo ADN que los lleva a buscar la magia, a creer o, como en el caso de Wish, el poder de los deseos -la más reciente película de la factoría-, a desear bajo una estrella.

Wish: el poder de los deseos no solo es la última creación de Disney, sino que celebra el aniversario de la centenaria compañía fundada en octubre de 1923 por Walt Disney. La película retoma la estructura del cuento de hadas con numerosos guiños al legado de clásicos como Cenicienta, Pinocho y Blancanieves, por nombrar algunos. En tiempos de Twitch y Tik Tok, resulta por lo menos un desafío captar la atención de las nuevas infancias bajo fórmulas clásicas. Eso sí, no necesariamente menos efectivas.

Las últimas dos creaciones de Disney -Wish… y Érase una vez un estudio (Once Upon a Studio), el cortometraje de 12 minutos de duración que también celebra el centenario de la icónica compañía-, se valen de nuevas tecnologías y apuestan a una equilibrada convivencia entre la modernidad y el pasado con el objetivo de “crear un sentido de unidad y nostalgia”.

La historia presenta al reino mágico de Rosas, donde “Asha, una joven ingeniosa soñadora, pide un deseo tan poderoso que es escuchado por una fuerza cósmica: una pequeña esfera de energía ilimitada llamada Estrella. Ambas se enfrentan a un enemigo imponente, el rey Magnífico, a quien deberán vencer para salvar a su comunidad y demostrar que, cuando la voluntad de una persona valiente se une a la magia de las estrellas, pueden ocurrir cosas maravillosas”. Asha, es hija de una mujer del norte de África y de un hombre de la Península Ibérica, dicen en Disney. Ella vive con su madre y su abuelo en Rosas, una isla mediterránea que sitúan en algún punto entre el norte de África y la Península.

Disney y Pixar han decidido llevarnos por el mundo. Los lugares de sus historias serán inventados, pero cada vez más están inspirados en lugares reales. El último ejemplo es Wish: el poder de los deseos. La película número 62 de Disney, con la que la casa de Mickey Mouse celebra su centenario, es un nuevo periplo a un reino imaginado que te resultará familiar.

A diferencia de Encanto, por ejemplo, que se reconocía y enraizaba mucho en el país en el que se inspiró, Colombia; o de Coco, que en la casa amiga, Pixar, se empapó de cultura mexicana, en Wish las referencias a España son mucho más sutiles, aunque sobrevuelan todo.

Toda historia de revolución tiene distintos espacios: la aldea, el bosque y, sobre todo, el castillo. Para este último, el escenario más importante, el que siempre destaca más en las historias de Disney, es para el que se fijaron en distintos y grandes monumentos andaluces, como el Alcázar de Sevilla, la Torre del Oro, la Mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada.

Las formas arquitectónicas, las columnas, arcos de medio punto, los azulejos, las fuentes.

“Este rey tiene un ego descomunal. Por lo tanto, su castillo tenía que ser enorme y extravagante, pero también tenía que ser acogedor para que Magnífico pudiera atraer a las gentes de Rosas”, explica Eric Provan, jefe de entornos en Wish: el poder de los deseos. Y, sobre todo, el castillo tenía que ser especial, único dentro del universo Disney.

Como toda gran película de Disney, la música es fundamental y especial. En este caso, las composiciones de Julia Michaels y Benjamin Rice, además de mirar a las melodías de películas anteriores del estudio de animación, incluye notas e instrumentos españoles y mediterráneos, como guitarras y castañuelas.

Y, por último, los bailes que acompañan a esas canciones, en especial al tema **Welcome to Rosas, **están creados por el coreógrafo y bailarín español Antonio Najarro mezclando flamenco y ballet clásico más danza contemporánea. “Mi objetivo era mostrar que el reino de Rosas es la expresión de muchas culturas diferentes y, lo más importante, traté de usar mi coreografía y la danza como la unión de todas esas personas y culturas diferentes”.

La crítica Amy Nicholson para The New York Times: “Curiosamente, y de forma bastante fascinante, es una película sobre una revolución espiritual. La pregunta es: ¿podrá Asha, una humanista, convencer a los isleños de que rechacen al hombre de la túnica bordada que predica que sólo él puede hacer milagros?”.

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