Sleepy Hollow es una escapada perfecta desde la bulliciosa ciudad de Nueva York, ubicándose a tan solo 50 minutos en tren o 40 minutos en automóvil desde Manhattan. Este encantador pueblo, impregnado de leyendas, tiene sus raíces en la narrativa de Washington Irving.

En 1820, Irving plasmó la famosa historia de “La leyenda de Sleepy Hollow” o “La leyenda del Jinete sin Cabeza”, ambientada en el pintoresco valle de Sleepy Hollow en Tarry Town. La trama gira en torno al espectro de un soldado hessiano cuya cabeza fue alcanzada por una bala de cañón durante una batalla de la Guerra de Independencia de Estados Unidos. En las noches, este fantasma cabalga en búsqueda de su cabeza perdida.

La influencia de esta leyenda en el pueblo, originalmente denominado North Tarrytown, fue tan profunda que culminó en el cambio oficial de su nombre en 1996.

Es posible visitar Sleepy Hollow durante todo el año, aunque resulta especialmente atractivo en octubre y durante la celebración de Halloween. En este mes, el pueblo cobra vida con la leyenda del Jinete sin Cabeza, transformándose en un escenario lleno de calabazas, mansiones encantadas e historias de terror que añaden un toque especial a la experiencia.

Sleepy Hollow y Tarrytown son pueblos contiguos, ubicados uno junto al otro, lo que facilita la exploración a pie en un solo día. Sleepy Hollow destaca por albergar la mayoría de las atracciones relacionadas con Halloween, mientras que Tarrytown ofrece una amplia variedad de tiendas y restaurantes.

Ambas localidades, en su mayoría, tienen un carácter residencial y se caracterizan por sus encantadoras zonas con casas y mansiones impresionantes. La proximidad entre estos dos lugares permite a los visitantes disfrutar tanto de las experiencias relacionadas con la festividad de Halloween como de la oferta comercial y gastronómica en un mismo recorrido.

Durante el otoño, especialmente a partir de mediados de octubre, tanto Sleepy Hollow como Tarrytown, junto con todo el valle del Hudson, se visten con una paleta de colores rojos y dorados deslumbrantes. Esta temporada ofrece un espectáculo visual impresionante, convirtiéndola en un momento excepcional para explorar estos encantadores pueblos. No obstante, la belleza de la región está presente durante todo el año, brindando a los visitantes una experiencia encantadora en cualquier momento que elijan para explorarla.

A continuación, un listado de esos lugares imperdibles en el Pueblo del Jinete sin Cabeza que vale la pena visitar:

1. Iglesia Old Dutch

Old Dutch Church es la iglesia más antigua del Estado de Nueva York aún en pie.Construida en 1685 por los propietarios de Philipsburg Manor, esta iglesia histórica se encuentra frente a la finca que ahora sirve como un museo interactivo. Adyacente a la iglesia, se encuentra el antiguo camposanto conocido como Old Dutch Burying Ground, donde reposan algunas tumbas de colonos holandeses que datan de antes de la edificación de la capilla. Este cementerio añade un toque adicional de historia y autenticidad al entorno.

2. Cementerio de Sleepy Hollow

Muy cerca de la iglesia está otro de los lugares más visitados: el cementerio de Sleepy Hollow.

Se recomienda realizar a una visita guiada, si es posible, para descubrir las historias de algunos de los residentes más ilustres, como Washington Irving, Andrew Carnegie o William Rockefeller. Para aquellos que prefieren explorar el cementerio de forma independiente, se pueden adquirir mapas en la entrada. 

3. Philipsburg Manor

Los pueblos de Tarrytown y Sleepy Hollow tienen su origen en torno a Philipsburg Manor, una granja y molino del siglo XVIII que ha sido meticulosamente restaurada para ofrecer una visión auténtica de la vida cotidiana de colonos y esclavos durante la época colonial.

Incluso para quienes no deseen visitar el interior, el lugar cuenta con una cafetería y una tienda de recuerdos que están abiertas todo el año. Como dato adicional, la parte trasera tiene unas vistas del molino que son simplemente preciosas. Philipsburg Manor ofrece así una experiencia enriquecedora tanto para aquellos interesados en la historia como para quienes buscan disfrutar de un entorno pintoresco.

4. Casa de Washington Irving

Al sur de Sleepy Hollow, en Tarrytown, se encuentra la casa de Washington Irving, conocida como Sunnyside, que ofrece una vista impresionante del río Hudson. Esta histórica residencia, declarada patrimonio histórico, permite a los visitantes explorar sus estancias y descubrir muebles, libros y otros objetos que pertenecieron al primer escritor estadounidense reconocido a nivel internacional. Para realizar una visita, es posible reservar con antelación a través de la página web de la organización Historic Hudson Valley.

5. Hacienda de los Rockefeller: Kykuit

Los visitantes o deberían perderse la oportunidad de explorar Kykuit, la majestuosa mansión que fue el epicentro del imperio Rockefeller durante cuatro generaciones.

Este recorrido es una experiencia que vale la pena y que requiere una cuidadosa planificación, ya que las visitas son guiadas y cuentan con un número limitado de cupos. Sin dudas se destaca la significativa influencia de la familia Rockefeller en la construcción del moderno Nueva York que todos admiramos destacando su importancia histórica y cultural.